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Hay una frase de Albert Einstein muy repetida cuando se habla de innovación que dice “Si buscas resultados diferentes, no hagas siempre lo mismo”. Parece bastante obvio el mensaje y lo escuchamos a menudo, pero no por ello deja de tener vigencia y razón.
Si produces lo mismo que tu competencia, das un precio similar, usas procesos casi idénticos y llegas al mismo público, algo tendrás que hacer para diferenciarte de ellos y que los clientes te elijan a ti. Y una buena herramienta, si no la mejor, es diferenciarte de la competencia con empaques personalizados.
Reflexionemos internamente sobre nuestros hábitos de compra. Si llegamos a una tienda y ante nosotros tenemos 5 productos similares al mismo precio, ¿Por cuál nos decidimos? Seguramente por aquel que nos dé una mejor impresión. Y eso solo lo podrás conseguir de una manera: con un empaque único y que llame la atención del comprador.
La consultora internacional Nielsen, en uno de sus estudios concluyó que más del 60% de las decisiones de compra se toman en la tienda. Y eso quiere decir que al igual que pasa en otras situaciones de la vida, tenemos dudas entre dos opciones que suelen definirse hacia uno u otro lado por pequeños detalles.
Beneficios de personalizar tus empaques
Un producto que sea reconocido por su empaque empezará a llamar la atención del público desde el primer momento. Eso hará que esté en boca de todos y eso solo tiene un final posible, que es el aumento de las ventas.
Lo mejor de aumentar ventas es que tu empaque se convertirá en tu mejor medio de publicidad, ya que será visto por los compradores y todos los que vivan o visiten su casa hasta que se termine y tire.
Pero debes ser más visionario y lograr un empaque que sea tan atractivo, que cuando se termine el producto de su interior, se convierta en un objeto reutilizado que continúe a la vista de todos.
Ya aumentaste las ventas y todos hablan de ti. Eso te permitirá que el reconocimiento de tu marca suba y por tanto, los clientes solamente necesitarán ver tus empaques para saber el producto que contiene y la marca que lo fabrica. T
u valor de marca no para de subir.
Esto generará dos nuevos beneficios: un crecimiento del valor de marca, que probablemente pueda acabar aprovechándose para un aumento del precio del producto y de los márgenes de beneficio. Y un aumento de la fidelidad de los clientes, que debe ser el fin último de tu negocio.
Está bien ganar clientes, pero no hay nada mejor que convencerlos. Si eso ocurre, se convertirán en los mejores embajadores para tu marca. Y como diría el gurú del marketing Philip Kotler, no hay mejor publicidad que la que dan los clientes satisfechos.
Así que si aún eres de los que piensan que el empaque no marca la diferencia, prueba a crear uno que sea único y luego mide los resultados. Seguramente te llevarás las manos a la cabeza de todo lo que estuviste perdiendo estos años.
