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Cuando se termina la vida útil de un plástico, este puede además de reciclarse o reutilizarse, biodegradarse. El proceso de biodegradación busca reducir el impacto ambiental acelerando el proceso de descomposición del objeto.
Para llevar a cabo este proceso de biodegradación se aprovecha el poder de microorganismos (normalmente bacterias y hongos) que viven en el ambiente para descomponer el plástico de manera segura y eficaz.
Variables para la biodegradación:
Ambiente de disposición final (donde se van a depositar los residuos):
- Composta: Será un ambiente artificialmente controlado donde entrarán en juego parámetros como la humedad, la temperatura, el oxígeno y la porosidad.
- Digestión anaeróbica: Es un proceso biológico realizado en un ambiente controlado que tiene como fin recuperar energía (el plástico al descomponerse generará biogás).
- Suelo: Será la degradación que se dé directamente sobre la corteza terrestre, que de por sí está biológicamente activa.
- Tiempo: para completar la asimilación del plástico por los microorganismos (tiempo que durará el proceso de biodegradación).
¿Cómo medir la biodegradación?:
Diferentes instituciones han desarrollado normas que regulan y miden los procesos de degradación. Teniendo en cuenta sus diferentes recomendaciones (donde jugará un papel clave las condiciones ambientales específicas) se puede afirmar que algunos parámetros que se tienen en cuenta para medir la degradación son:
- % de conversión de CO2 en el ambiente de disposición final. Hay que tener en cuenta que los microorganismos aprovechan los sustratos de carbono como energía.
- Tiempo que tarda en descomponerse el plástico.
- Ritmo de degradación y ausencia de residuos tóxicos al finalizar los procesos.
- Porcentaje de desintegración del objeto plásticos.
- Calidad del compost resultante.