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El empaque de productos frescos como frutas u hortalizas puede ser visto como un simple arreglo estético, pero la realidad es que en el caso de muchos alimentos perecederos, un buen empaque es clave para que el producto cosechado pueda llegar en las mejores condiciones al mercado donde será vendido.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO por su siglas en inglés), el empaque en los productos frescos debe “satisfacer los requerimientos tanto del producto como del mercado”. Y esa inversión será necesaria para cumplir varios objetivos:
- Protección: El empaque servirá de protector del producto fresco desde que es recogido por el productor hasta que llega al consumidor final.
- Higiene: Un producto fresco protegido por un empaque tendrá menos golpes pero también menos contacto directo con manos. Esto dará mayor higiene al producto y lo defenderá de posibles contagios y enfermedades.
- Estandarización: Los empaques que se utilizan para proteger cada producto suelen llegar a establecer estándares que son aceptados por casi todas las marcas y mercados. Un ejemplo es la docena de huevos o el cartón de 24 huevos.
- Frescura: Un buen empaque no solo protegerá a tu producto, sino que también podrá hacer que su vida útil se alargue considerablemente. Por ejemplo, para enviar un café de exportación hay bolsas de Polietileno de Baja Densidad que hacen que la frescura del café pase de aguantar 3 meses a 8 meses. Además, estas bolsas serán reutilizables.
¿Qué tener en cuenta a la hora de elegir un empaque?
A la hora de elegir un empaque debemos tener en cuenta el material y su impacto en el medio ambiente. Pero también otras variables que puedan afectar a la competitividad de nuestro producto ya que será un costo extra que se añadirá al precio del producto.
Cuestiones a tener en cuenta:
- Qué producto fresco se debe empacar.
- Valor del producto y costo del empaque.
- Vida útil del producto.
- Ver si el empaque debe proteger al producto de condiciones de frío o calor.
- Estado del producto a empacar y proceso de empacado.
- Empaque reutilizable, reciclable y/o biodegradable. Desechable o Retornable.
- Tipo de público al que va destinado el producto.
Teniendo en cuenta estas variables, un buen diseño final tendrá que cumplir con estas directrices: Protección del producto, ventilación, tamaño y forma adecuado para el producto y el comprador, resistencia, materiales utilizados y apariencia estética.
¿Qué materiales podemos utilizar?
La evolución de la tecnología y de los empaques hace que cada vez contemos con más opciones para envasar nuestros productos frescos.
Así podremos encontrar opciones naturales como mimbre, bambú o madera con las que se pueden fabricar cestas o cajas. Para realizar cajas también será una opción el cartón corrugado.
Otro material que podrá ser muy útil en cualquiera de sus presentaciones es el plástico que servirá para crear bolsas, bandejas, empaques o tapaderas. Incluso para crear películas de plástico, muy utilizadas para proteger las bandejas de frutas y verduras que encontramos en cualquier supermercado.
Por tanto, antes de juzgar un producto fresco por ir empacado, piensa en todo el recorrido que tuvo que pasar antes de llegar a tus manos. Y como habría estado ese producto si no hubiera tenido un buen empaque.