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Cada producto que se crea tiene una etapa de vida, que en varias ocasiones no sobrepasa el mes. Sin embargo, el tiempo en que estos se desintegran es extenso, algunos más del siglo. Por ejemplo, el tiempo de vida promedio de una bolsa plástica es de 15 a 30 minutos, pero se degrada en 150 años.
Este desbalance ha hecho que la tierra se vea afectada en su temperatura, que la cantidad de basura provoque contaminación de ríos, mares, suelo y aire. También el mal cuidado ha generado que se tapen los desagües y en épocas de lluvia se inunden las carreteras, entre otros inconvenientes.
Debido a esta situación se han buscado medidas que reduzcan la contaminación del medio ambiente. Entre las opciones más efectivas está el uso de materiales biodegradables, sobre todo en el plástico, ya que es uno de los que más se utilizan en los hogares e industrias.
El plástico biodegradable
Los bioplásticos es una forma de plástico a base de materiales orgánicos, y que por requisito de la norma europea UNE 13432 estos deben descomponerse en aproximadamente 6 meses. Este tiempo en que el producto se desintegra es más eficiente a comparación del plástico convencional, que llega hasta los 1000 años para poder desaparecer.
Para las industrias actuales posiblemente resulta ser una inversión más cara que el plástico convencional, pero de acuerdo a su responsabilidad social y ecológica, esta es una nueva medida de beneficio para el medio ambiente.
Los beneficios de utilizar bioplásticos son que estos no contienen sustancias químicas que afecten al medio ambiente, no producen demasiado residuo, son reciclables, no utilizan demasiada energía para su producción y son perfectamente funcional en su resistencia e higiene.
Pero en un mundo donde casi todo lo que se compra está sellado con plástico, no resulta ser una pérdida, siempre habrán ganancias al mismo tiempo que se contribuye a la naturaleza.
En Guatemala, hasta hace algunos años se empezaron a tomar medidas para controlar el uso y fabricación de este material. Sin embargo, como una empresa consciente y responsable EDECA desde 1992, que inició su industria a nivel centroamericano ha apostado por el uso de plástico 100% reciclable.
